martes, 31 de mayo de 2016

Reubicación

Sepan todos los kilómetros que nos alejan,
que hoy por fin, te extrañé.
Los husos horarios que menguaban las ganas de verte, fracasaron,
permitiendo que las raíces y mis pensamientos te alcanzaran.

Yo ya no sé nada de ti y viceversa.
Somos dos desconocidos ahora, un palíndromo,
olvido de ida y vuelta: somos.
Incluso con todas las no-cartas, no-poemas, no-canciones
que nunca quise que nos dedicáramos,
hoy te eché de menos (como en la gasolinera).

Solo puse mis chistes malos en la ventana,
descolgué la luna y escogí la mejor cita de nuestro libro favorito.
Lo envolví todo entre vidrios rotos, para mayor seguridad.
Espero que el servicio de "Nostalgia Express" funcione
y justo ahora, sepas lo infame que es esto de estar sin ti.

Los ruidos y Girondo perforaron mis dientes,
a mí que digo tan poco con tantas palabras,
o que creo haber inventado el poema que le faltó a Neruda;
yo, la caricatura del buen Sabines
o el piojo en la cabeza de Storni.
Pusilánime tipo que sintió te tenía, (¡a huevo!)
qué va, ya danzabas en la palma de mi mano
y me parecías débil porque tu amor me hacía fuerte.

Era tan iluso al no creer que podrías ser especial,
inocente o idiota que no conocía mil formas de extrañar.

domingo, 21 de febrero de 2016

Muerto el perro


La rabia habita al perro y no puede ser al revés.
No hay algo que lo evite
el animal estará supeditado a su efecto
e irremediablemente morirá,
no por la rabia, ni porque sea un perro,
sino por lo que se piensa de los perros con rabia.

Hay un tipo de espuma que segrega el mundo,
que cualquiera reconoce.
Brota desde las entrañas
crispando la textura de nuestra piel,
los hilos del viento tejen dioses,
recubren las casas y vaticinan la maraña
de vueltas que recorrerá la tierra.
No hay marcha atrás, seguro no la hay,
deberíamos dejar descansar el cielo
con evocaciones malsanas.

El mundo es nuetro perro,
le damos nuestra rabia
y clavamos en el horizonte la mirada atónita,
hasta que no haya mañana,
los hilos del viento tejerán
su manto de furia,
las cortinas de luces que cubren nuestros ojos
ya no serán más brillantes
que las estrellas donde posamos suavemente
nuestra ira o el recelo.

Caeremos de súbito
en una misericordia que no es celestial,
sino el lastimoso augurio
de un mundo que morirá por la rabia
que habita en él.

martes, 16 de febrero de 2016

¡He vuelto! (por si no sabían que me había ido)


Uno agradece de vez en cuando que lo pongan a escribir. Así, como no queriendo. Un puntapié en la rabadilla y se ponen en marcha los jocosos menesteres de un poeta, narrador o álter ego de Mario Quintero (por aquello de la afición a cantar "La Chona"). En fin, heme aquí, dejando un rastro de migajas de tamal orgánico en forma de letras-a partir de ahora, el autor engendrará un blog apto para hipsters- y regalará cada cierto tiempo entradas para un mini freakshow fronterizo, huidizo... con sabor a papas con chorizo. Ni hablar, -dirán por ahí los aires poblanos. A partir de esta entrada procuraré depositar la visión de un individuo que ya no libera poemas como globos de cantoya, o narra como si estuviera platicando con abuelitos; sin embargo, no borraré las entradas que le preceden, ya que considero son parte de lo que soy. Cursi, meloso, optimista de pacotilla, el wey curada que te topas en una fiesta o el profesor de medio tiempo que disfruta sacudirle las ideas a la hobbit-juventud; me haré cargo de que si se ponen a leer mis cacharros, no les haré un desaire. Guel-come mai friens ("Bienvenidos mis amigos", para los que no hablan ingleis)
-Agradecimiento especial para el buen Mika (Míkel F. Deltoya) por la sacudida para desempolvar este blog y por mencionar mi primer libraco, siempre tan rifado él. Aquí la breve reseña: https://poectivismoyotrasinfamias.wordpress.com/2016/02/16/prado-sepulveda-y-mr-gallo-en-los-encuentros-de-estudiantes-de-literatura-siempre-salen-buenos-textos/

martes, 12 de marzo de 2013

Mis memorias las guardo en tu cuerpo


Sé que no te gustaba la noche
ni las palabras que escribía sobre sus horas,
rechazabas tajantemente los versos sobre tu cintura
o la comisura de tus labios.
Me dispuse a relegar cada uno de mis pensamientos
a la animadversión que tenías por los mismos
y entonces nació la poesía
oculta detrás de tu mirada
de tus palabras frías
remotas y llanas
casi inexistentes.
Mi pluma peleó a la noche
con el día.
La canción soñada
era una puerta ardiendo en tu ausencia
y en tu silencio
pero nunca en tu olvido.
Guardé tanto de mí en ti
que sabía
no podrías olvidarme.
Pagué con intereses
el llanto depositado en tu cuerpo intangible
alejado de estos ojos bordados de desvelos,
albergué los últimos diez mil poemas
y calamidades
detrás de tu nuca y en tus pantorrillas
te arropé de pesadillas el sueño
y fantaseé con la promesa de verte regresar
de entre la niebla,
de verte recordar cada una de mis palabras
y callarlas todas
y fundirlas todas
en ese beso
que prometí
sería el último
que escribiría. 

Sol


Síncope para un Universo
que parafrasea amaneceres
arrebato de un niño de manos yertas.
Tu luz sacrifica
la complicidad de la noche
que desde el ocaso
 repliega su mirada.
Todos te han visto
todos apuntan a tu centro.
¡Evacuan los bunkers de plomo!
Y se acercan a la dulce ceguera
a la sutil caricia ultravioleta
dejando salir la llama dorada
que los hará libres
sedientos.
Ignorando la eterna duda se pierden
se abrazan, mientras el alba
se debate en su silencio.

Cielo


Lienzo de matices
que ordena a placer el universo
por ti yacen los mortales
en la eterna falacia transmutada,
juegas a salvación y a lejanía
mientras sucumben los soles
susurrando en ocasos
que el mundo acaba.
Podría correr tras de ti
¿Cómo alcanzar el ciego capricho?
Me pierdo en la penumbra
de una carrera sin ganador
donde la muerte y este loco
abrazamos nuestros huesos .
El cielo es una raya
en sus marcas-listos-fuera.

Magma


Roja es la furia
roja es la desolación de tu nombre
que funde mis palabras
en insondable calma
las horas calcinan las plantas de mis pies
para que corra sin miedo,
sin recoger mis huellas
Todos temen
porque el fin
siempre carga con el origen
todos temen
aún extintos,
desprovistos de luz
y de fuego
faltos de ansias
olvidando cómo  renacer
Yo también temo
me aterra el hecho
de difuminarme en la aridez
de una desaparición
y que mi piel arda
sobre la carne
y vuele en cenizas
sin horizonte
Las horas calcinan las plantas de mis pies
y quiero alcanzarte
para que mi último aliento
encienda una nueva voz